Posted by : Óscar lunes, 2 de junio de 2014

En el artículo anterior, "El poder del NO", hablábamos sobre la decisión de hacer o no un favor a un amigo. Hoy quiero compartir con vosotros una fábula relacionada con este tema, fábula con la que me he encontrado en uno de los últimos libros que he leído y que me pareció muy interesante. ¿Habéis oído hablar alguna vez del granjero que era capaz de entender el lenguaje de los animales? Para los que no conozcáis la historia, ahí va:

FÁBULA DEL BUEY Y EL CABALLO


Había una vez un granjero que entendía lo que decían los animales, todas las noches se paraba cerca de la granja donde descansaban los animales y escondido escuchaba lo que hablaban.

Una noche oyó al buey quejarse al caballo de la dureza de su destino:

"Arrastro el arado desde la mañana hasta la noche. Poco importa que haga calor, que esté cansado o que la yunta me irrite el cuello, igualmente tengo que trabajar. En cambio, tú eres una criatura hecha para el ocio. Decorado con una manta de colores, no tienes otra cosa que hacer que llevar a nuestro amo a donde desee ir. Cuando no va a ninguna parte, descansas y paces durante todo el día" - decía el buey.

El caballo, a pesar de su alta cuna, era de naturaleza buena y simpatizaba con el buey. "Amigo mío", respondió, "trabajas mucho y me gustaría aliviar tu suerte. Así que, voy a contarte cómo puedes tener un día de descanso. Por la mañana, cuando venga a buscarte el mozo para la labranza, tiéndete en el suelo y empieza a mugir sin cesar para que diga que estás enfermo y así verá que no puedes trabajar."

Entonces, el buey siguió el consejo del caballo y a la mañana siguiente, el mozo se dirigió a la granja y le dijo al granjero que el buey estaba enfermo y que no podía arrastrar el arado.

“En ese caso, dijo el granjero, unce al caballo pues igualmente hay que labrar la tierra.”

Durante todo el día, el caballo que solamente había querido ayudar a su amigo, se vio forzado a hacer el trabajo del buey. Por la noche, cuando lo desengancharon del arado, tenía el corazón afligido, las piernas cansadas y le dolía el cuello porque la yunta se lo había irritado.

El granjero se acercó nuevamente al corral para escuchar.

El buey empezó primero. “Eres un buen amigo. Gracias a tu sabio consejo, he disfrutado de un día de descanso.”

“En cambio yo, replicó el caballo, soy un corazón compasivo que empieza por ayudar a un amigo y termina por hacer su trabajo. A partir de ahora, tú arrastrarás tu propio arado porque he oído que el amo decía al mozo que fuera a buscar al carnicero si todavía seguías enfermo."

Nunca más se hablaron y allí terminó su amistad.


MORALEJA

Como refleja la fábula en muchos casos hacer un favor a un amigo puede convertirse en hacer su trabajo por él. Por este motivo la recomendación es que si quieres ayudar a un amigo, hazlo, pero intenta siempre ayudar de forma que no recaigan sobre ti sus responsabilidades.


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